Manzanitas bañadas en una tienda de Hollywood boulevard

Tarde pero seguro, aquí está mi recapitulación de los 4 días en Los Angeles. Que incluye mucha comida, claro. Aunque por desgracia, en estos lugares hay tantas cosas que uno quisiera probar, que no hay forma de que alcancen las comidas del día.

Primero llegamos a nuestro hotel en Little Tokyo a eso de las 11 de la noche, sin haber comido oficialmente desde el desayuno. Como se imaginan, en el Little Tokyo todo era japonés (excepto un lugar de pizza que cerraba a las 10 y que frecuentamos en días posteriores). Así que yo me conformé con un rico y abundante yakisoba. A mi novio no le hace gracia la comida asiática, pero al menos se desquitó con un flancito de postre, que era pequeño pero bastante parecido a los argentinos (sans dulce de leche).

Es medio asqueroso, pero en el buen sentido

Al día siguente desayunamos en Starbucks, y tomamos el metro a Hollywood :) Nos pasamos todo el día en una laaarga recorrida por el Hollywood boulevard (ya saben, uno entra a todos los negocios y termina contabilizando media hora por cuadra).

Entre otras cosas, vimos el museo de Ripley’s (el de créase o no), que tiene muchas cosas divertidas e interesantes. Por ejemplo, cartelitos con datos bizarros como el de arriba.

Ese día almorzamos en McDonald’s, luego yo comí un cupcake de colación, y terminamos merendando en el Disney’s soda fountain and studio store. Un lugar muy muy lindo, de esos típicos que venden helado en distintas formas y también algunas cosas para comer, todo ambientado con personajes de Disney. Además tiene al lado del negocio un cine, donde pasan un par de clásicos de Disney.

Yo me saqué una foto con Mickey y me compré un imán de recuerdo. Y como ven me tomé un float, obviamente con coca light.

Las servilletas eran tan lindas, todavía tengo la mía :)

Una pequeña fachada de pastelería en Universal

También fuimos a los estudios Universal Hollywood, que son geniales! Básicamente es un parque de diversiones con muchas montañas rusas. Algunas son reales y otras virtuales, es decir que el carrito se mueve en el lugar, y te proyectan una película en 360º que da la ilusión de movimiento.

También tienen visitas a los sets de películas famosas, shows, y muchas tienditas de merchandising, como esta:

La tienda de los Simpsons, o Kwik-E-Mart, donde venden las donas más ricas del mundo. Son del tamaño de 2 o 3 donas normales, pero son livianitas así que el tamaño no es problema.

Así que si algún día pasan por Universal Hollywood, asegúrense de comprarse una de estas para su desayuno de media mañana. Y llevénse un par más a la salida, por las dudas. Como cada dona la venden solo durante ese día, las que queden a la tarde tienen descuento ;)

Riquísimoooooo

Y claro está, también fuimos a Beverly Hills! Luego de recorrerme cada centímetro del Williams-Sonoma, almorzamos en The Cheesecake Factory.

Yo comí una hamburguesa con batatas fritas que estaba muy rica. Aunque esta gente del Cheesecake Factory debería considerar hacer hamburguesas más chicas si pretenden vender cheesecakes!

Aunque no me cabía nada más en el estómago, no nos podíamos ir sin probar el cheesecake. Pedimos el clásico con frutilla, que estaba rico, a pesar de que yo prefiero los cheesecakes de mousse a los horneados (sobretodo después de comer tanto!)

Y finalmente, aquí está los que todos estaban esperando:

Sprinkles Cupcakes!!

Para los que no la conozcan, es una tienda muy famosa, que además dice ser la primera tienda de cupcakes que hubo.

Tenían muchos sabores, pero yo ya sabía que iba a pedir el de frambuesa desde el mes anterior ;)

La cobertura tenía mucho sabor a frambuesa, la masa no tanto. Igualmente fue un buen cupcake. Aunque yo tengo la idea de que los cupcakes comprados nunca son tan ricos como los caseros, por alguna razón. Pero este estaba rico, y muy fresco, que increíblemente no es tan normal en el mundo de los cupcakes comprados!

A que está bonito?

Y por último, el cajero automático de cupcakes. Sip, así como lo leen. Van a cualquier hora de cualquier día, seleccionan un sabor, pasan la tarjeta, y sale una cajita con un rico cupcake. Por desgracia no lo usé, ya que mi novio no come cupcakes y yo quería comprar el mío en la tienda. Pero igual le saqué la foto, claro.